jueves, abril 20, 2006

Como evitarlo?

Estimados Todos,

Hoy toca una historia. Lo lamento por los que quieran escuchar otra cosa, pero el tema de hoy es autobiográfico.

El otro día, al presentarme a alguien, salio el tema de mi principal afición. No, el sexo no. Eso es un vicio, no una afición. Me referia a la navegación a vela, y mi incondicional amor por ella.

Como todo buen hijo de Santa Teresita, crecí mirando al mar. Un mar, el Argentino, con bastante mal caracter (sobre todo en comparación con el Mediterraneo). Primero disfrute de el con los barrenadores, aquellas planchas de telgopor que usabamos a modo de prehístoricos body-boards. Despues, y con los primeros ahorros, a bordo de un kayak... Pero no era suficiente. La sensación no terminaba de ser completa... Faltaba algo...

La historia de hoy comienza algún dia de julio de principios de los 90. Yo era un estudiante de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Con Juny siempre habíamos planificado empezar el curso que daba la AUN en el Club Naútico, aunque nunca se había dado. Pero un día fue demasiada la tentación: un cartel en la puerta del Aula 4 era una irresistible invitación... Asi que me anote, pagué la cuota (no me acuerdo cuanto, pero fue ínfima), y a probar eso de "la vela"...

La primera clase fue en el edificio de la Rectoria. Gogue (con quien, casualmente, compartiamos los nombres de pila) dictaba la primera teoría: presentación y física de la navegación... Divertidisimo... :(

Luego, la primer clase practica, en el Club. Tema: conocer el barco y nudos... Todo en tierra... Esto no prometia mucho...

Pero lo bueno comenzaría en la siguiente clase: armar el barco, tirarlo al agua y salir a navegar. El barco? Un Pampero, clase nacional de iniciación a la vela.

Recuerdo que lo primero que me llamo la atención fue lo silencioso que era navegar: parecia como si nos moviesemos porque si, sin nada ni nadie que nos empujara.

A los pocos minutos, el instructor me da el timón. Todavia tengo presente (como si fuera hoy) ese momento, mezcla de miedo, excitación, mas miedo, alegría... Como cuando te enamoras, bah! Al rato, necesitaban a la policía para sacarme de ahí!

A partir de ese momento se sucedieron muchas cosas: terminar el curso introductorio, participar en la AUN, las primeras regatas en Pamperos y en "barcos grandes", sacar el carnet de Timonel de Yate a Vela, mi primer barco...

En fin. Ya han pasado mas de 15 años... Y siempre como la primera vez, con esa sensación extraña en el estomago (y no es mareo)... Será amor?

:)

Salu2.

2 comentarios:

Mara Jade dijo...

Nunca aprendí vela... pero con 12 años ya sabía hacer unas perrrrrfectas creppes!

Sirve?

Javier de Martino dijo...

Si, claro.

Sobre todo para recuperar fuerzas despues de pasar varias horas al viento...

:)